2 fotos Si queremos lucir una piel sana y bonita, debemos recurrir siempre a las mascarillas faciales. A todos nos gusta que nuestro rostro se vea sano, cuidado, hidratado y sobre todo bonito, por todo esto debemos dedicarle el tiempo que se merece.
La función de las mascarillas es muy sencilla; limpia, repara, nutre y reconstruye los poros.
Sus componentes suelen ser vegetales, frutales, de aceite, arcilla y aguas florales. Cada mascarilla cumple una función y dependiendo de lo que tu piel necesite en cada momento aplicaremos unas u otras.
Se recomienda aplicar las mascarillas una vez por semana y no ser impacientes si no vemos resultados nada más probarlas ya que tienen que hacer su función y veremos los resultados tras aplicarlas en varias semanas.
Vamos a nombrar algunas de ellas.
- Purificadoras: Suelen contener plantas medicinales como por ejemplo las algas, que nos aportaran vida, energía y luminosidad. Otro componente suele ser aceites vegetales. Al aplicarnos estas mascarillas mejoraremos la circulación y obtendremos sensación de relajación.
- Limpiadoras: Sirven para eliminar impurezas, tales como espinillas, puntos negros, acné y los poros de la piel. Los ingredientes importantes de estas mascarillas son la arcilla y el barro. Están recomendadas para todo tipo de pieles.
- Humectantes y nutrientes: Son aquellas que humedecen la capa más profunda de la piel. Es muy recomendable para pieles maduras y secas ya que aportan luminosidad. También restauran el colágeno, elimina la piel muerta y reduce los signos del envejecimiento. El aguate en las mascarillas es altamente nutritivo con alto contenido en vitaminas y grasas no saturadas.
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