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Los temidos exámenes tipo test.
Este tipo de exámenes tienen 2 vertientes y varias opiniones.
Los hay que dicen que son mucho más fáciles y otros en cambio solo nombrarlos se ponen nerviosísimos.
Normalmente en la ESO, Bachillerato o en Formación Profesional, los exámenes son a desarrollar y el profesor puede saber más o menos los conocimientos del alumno, aunque no siempre sea así.
El examen tradicional, es el más habitual, ya que sabemos que lo primero es leer atentamente la pregunta y automáticamente tienes en tu mente el esquema mental que tú mismo desarrollaste y es más fácil de contestar a la pregunta.
En el tipo test no sirve solo con aprenderse los conceptos, si no que tienes que conocerlos y tenerlos muy claros, porque solo podrás marcar una respuesta válida entre otras muy parecidas por no decir casi idénticas a diferencia de un dato, una coma, etc.
Vamos a ir por pasos:
Lo primero que tenemos que saber es como estudiar.
El examen de desarrollo es activado en nuestra memoria de recuerdo y el tipo test en la de reconocimiento.
En la memoria de reconocimiento, nuestro cerebro reconoce de forma instintiva conceptos familiares y responde basándose en eso. Se hace de forma más impulsiva e inconsciente, siempre y cuando previamente las hayamos estudiado. Así que la manera de salir airoso de este tipo de exámenes es utilizando la memoria de reconociendo.
¿Y cómo lo estudiamos?
Lo primero es estudiar, si, no es un misterio, y no nos engañemos, sin el estudio no alcanzaremos nuestro objetivo.
Estudiar no es memorizar, hay que hacerlo de manera activa, con conceptos clave e identificando y comprendiendo cada concepto y materia. Esto implica que debes leer y comprender toda la información y buscar más de forma complementaria si no te queda claro con el temario. Si comprendes todo lo que lees te será más fácil recordarlo.
Los errores que cometemos:
Como ya hemos comentado, aquí no sirve con memorizar, sino reconocer los conceptos. Si decides memorizar seguramente te llevará a que tengas dudas y falles las preguntas.
El no practicar estos exámenes, pueden determinar un aprobado o un suspenso. Hay que contestar correctamente el máximo posible de respuestas en un tiempo limitado.
Llega el momento ¿Cómo actuó?
¿Y si me ponen el examen delante y no tengo ni idea?
Pues desde luego no tires la toalla, estás allí y no vamos a abandonar. Como se suele decir “de perdidos al rio”.
Responde a todas las preguntas con lo que te suene o al azar, siempre es mejor eso que no hacer nada. Probabilidades de que apruebes, pues no muchas, pero nunca se sabe, cosas más raras se han visto. Mírale la parte positiva al asunto, estas viendo el examen y las posibilidades que tienes para la próxima convocatoria.
Esperamos que estos consejitos sirvan de ayuda y apoyo y sobre todo desearos mucha suerte a los que os enfrentéis a ellos, no les tengáis miedo y practicar mucho y sobre todo estudiar, es la base para el éxito.
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En sección Rincón de la lectura por Revistamujer.es
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