El domador de lagartijas por María Dolores García Pastor

Por Revistamujer.es
El domador de lagartijas por María Dolores García Pastor

Hoy traemos resumen extendido de “El domador de lagartijas” de María Dolores García Pastor. El resumen nos lo ha venido una lectora para compartir con vosotros un trabajo que realizó en el instituto. Esperemos sea de utilidad.

EDITORIAL: PALABRAS DE AGUA.
ILUSTRACIÓN Y DISEÑO DE LA CUBIERTA: KIKE ALAPONT
EDITORA: ANA COTO FERNÁNDEZ
CORRECCIÓN Y MAQUETACIÓN: FORJADORES DE SUEÑOS.
PRIMERA EDICIÓN: FEBRERO 2018
PRIMERA REIMPRESIÓN: JUNIO 2018
IMPRESIÓN: REPROGRÁFICAS MOLTE.

María Dolores García Pastor, nació en Barcelona en 1970. Licenciada en Ciencias de la Información por la UAB.

Ha recomendado libros en Onda Cero, La tormenta en un vaso, la Biblioteca Imaginaria.

Sus libros:

  • El susurro de los árboles en 2008.
  • El café de la luna en 2012.
  • Ha participado en los libros colectivos Relatos de Mujeres Viajeras en 2011.
  • Sonrisa de gato en 2009.
  • Seream Cielo Abierto, alto al trabajo infantil en 2009.
  • Sorbo de letras en 2010.
  • Más cuentos para sonreír en 2009.

Ganadora de los Premios Uoescribo.com de novela en su edición 2008.

Actualmente recomienda libros en el espacio radiofónico, Lectura Obligatoria en La Ciutat, Onda Cero Barcelona.

Este libro se lo dedica a su abuelo Robert y Lluna.

También encontramos la Inscripción del monolito en memoria de los republicanos fusilados por la dictadura en Pozos de Caudé (Teruel):

“Solo habremos muerto si vosotros nos olvidáis”.

 

La abuela Úrsula, nunca quiso que su único hijo se casara con la Paulina, e hizo todo lo que pudo para impedir la boda, pero no lo consiguió. Se rumoreaba en el pueblo que Úrsula era bruja, y no tenían pocos motivos para sospecharlo.

El día de la boda a la Úrsula le dio un jamacuco y dicha boda no pudo ser festejada y los recién casados no lo pudieron celebrar. Cuando regreso la Úrsula a su casa después de muchos días lo hizo muda, no había manera de que la mujer hablara. Paulina estaba harta y lanzaba acusaciones de la Úrsula a su marido, esté le dio tal bofetada que salió rodando escaleras abajo.

Paulina se quedó embarazada y eso no le gusto para nada a la Úrsula. Sin saber a ciencia cierta si ella fue la culpable, Paulina perdió el bebe y está no fue la única vez que le paso, Paulina uno tras otros fue sufriendo abortos.

Paulina sospechaba que la culpable de tantos abortos era su suegra y por este motivo en su último embarazo le pidió a Ginés, su marido que no permitiera que su madre se acercara a ella, pues está era la causante de todos sus abortos, pero una vez más Ginés no la hizo caso con nada que concerniera a su madre.

Don Benito (el médico del pueblo), le dijo a Paulina que estuviera en la cama la mayor parte del tiempo posible para evitar un aborto. Paulina le pidió a Don Benito, que hablara con su marido para que permitiera que se fuera a casa de su madre, así de esta manera evitaría que Úrsula la provocara otro aborto. Ginés no puso impedimento y así Paulina por fin, tras pasar el embarazo en casa de sus padres, vio nacer a su hijo Ginés.

Pero para mayor desgracia, Según Don Benito, Ginés había venido a este mundo siendo un engendro y tonto. Paulina lo tenía claro, todo era culpa de la Úrsula que había maldecido para tener ese hijo. Su padre renegó de él en el mismo momento que nació y su madre más o menos por el estilo.

 

Ginés y Aurora eran los dos únicos niños que no iban a la escuela. Ginés porque no le dejaban sus padres, decían que era tonto, y Aurora porque engañaba a su padre diciendo que iba cuando no era así. El padre de Aurora, Cosme, era Rojo y había venido de la Guerra siendo traidor, por este motivo, todos los niños se burlaban de Aurora y está no quería ir a la escuela.

Los dos niños estaban obsesionados con averiguar que es lo que había en la cámara de Úrsula, que vivía en la parte de arriba de la casa de Ginés, y decidieron investigar cuando ella no estuviera allí. Lo que descubrieron fueron presencias amenazantes y los dos pobres, asustados salieron corriendo y Úrsula los vio, está se moría de la risa.

 

Un día, apareció la mujer más bella y elegante que jamás había pisado ese pueblo, la señorita Lilith Betacourt, era profesora y venía a sustituir por jubilación a Don Higinio, es profesor de la escuela.

Lilith, era la hija de un ilustrado anarquista. Vivía en Barcelona. Era huérfana y por aquel entonces, no se veía con buenos ojos que una mujer fuera ilustrada, las mujeres debían ocuparse únicamente a su marido, hijos, familia y a las tareas del hogar.

 

Aurora, es hija única del herrero Cosme Moreno. Con tan solo 6 años, ya había sufrido mucho. Vio morir a su madre, a su tío lo dejaron invalido de una paliza y era hija de un Rojo. Una niña muy callada y que pasaba inadvertida.

Su padre Cosme, se fue a la guerra para defender la República y dejó a su mujer embarazada de Aurora. Cuando regreso como derrotado en la guerra su hija ya tenía un año y no la conocía. En el pueblo nadie quería acercarse a él, era un Rojo y eso no convenía.

Encarnación, la madre de Aurora enfermo, y cuando Cosme regreso estaba muy demacrada y al final murió. En esa época ya habían empezado los fusilamientos de los rojos.

Ginés le cuenta a su amiga Aurora que hay una nueva profesora en el colegio, está muy entusiasmado y quieres ir a la escuela, Aurora por su parte no quiere y todos sabemos ya los motivos.

En casa de Ginés no había ni amor ni nada por el estilo. Se recibían muchos golpes por parte de su padre. Le daba a su madre y a él cuando le apetecía, pero lo que más triste ponía a Ginés es que no le querían ya que le decían que era un retrasado.

La señorita Betancourt, después de ver la vida de aquel pueblo, decidió no llamar la atención y se quitó los tacones y encargo ropa nueva y humilde a la Francisca, pero Leocadio, falangista e hijo del alcalde ya se había fijado en ella y la acoso. Un día apunto estuvo de abusar de ella si no es porque en ese momento apareció Cosme y tuvo de desistir.

La señorita Betancourt le dio las gracias a Cosme, estuvieron hablando de Aurora. Cosme le comento que el sabía que su hija no asistía a la escuela, aunque ella le decía que iba, no la quiso obligar pues pensaba que la niña ya tenía bastante con afrontar la vida que tenía. La maestra se ofrecido a hablar con ella para convencerla.

El día que la maestra fue ha hablar con Aurora, supo cuales eran los motivos por los que la niña no asistía. Betancourt le prometió que nadie le diría nada si iba y al final Aurora accedió.

 

Chulo era el perro fiel de Aurora y de la familia. Cuando murió Encarnación se quedó días en la tumba de su ama. Tuvieron que convencerle para que regresara a la casa. También él fue quien encontró al tío Fermín abandonado y sin poderse mover por una paliza que le dieron como burla por estar deforme debido a una enfermedad que tenía.

Por los golpes que le dieron al pobre perdió las piernas y nunca más volvería a andar.

La gente del pueblo se metía con Ginés, porque decían que era el tonto del pueblo, eso a Aurora le molestaba. Ginés era diferente pero no tonto, tenía una lengua muy grande y los brazos y las piernas más pequeñas de lo normal, pero sabía muchas cosas que no sabía nadie, cosas que le enseñaba Damián el pastor del pueblo que se lleva muy bien con él.

Aurora estaba impaciente de contarle a Ginés que iba a ir a la escuela y corrió a buscarle para contárselo.

A Cosme, cuando regreso de la guerra, le requisaron las escopetas que tenía la Guardia Civil, por este motivo tenía que cazar con un lazo y con hurones. Poseía un pedazo de tierra donde ponía un poco de todo y con eso y los trueques tenía que alimentar a dos personas, el perro y él. Buenaventura le robó parte de sus tierras, unas que limitaban con las suyas. Fue a hablar con él y cómo no le hizo caso se fue a las tierras, arranco los árboles que allí había y volvió a colocar las estacas en sus tierras.

Matilde, la mujer de Buenaventura se enfrentó a su marido y le dijo que el ladrón era el, que se había apropiado de las tierras del pobre Cosme. Le amenazó diciendo que si iba a denunciarle por lo sucedido no volvería a pasar a casa.

Matilde ayudaba a Cosme en lo que podía desde que enviudó, mandaba a escondidas a Pascual, su hijo, para que le llevara cosas, todo a escondidas de su marido.

La señorita Betancourt, era atea, pero decidió que iría a la iglesia para no despertar susceptibilidades.

Ginés mojaba la cama con frecuencia porque soñaba que estaba en el embalse, esto enfurecía mucho a su madre ya que tenía le lavar muchas sábanas y su padre le llamaba imbécil y preguntaba porque había tenido que tener un hijo así, que no se lo merecía. Debido al enfado que tenía, le dio un bofetón a Ginés, con tanta fuerza que también recibió la madre.

La madre de Ginés, para avergonzarle por lo sucedido, cogió las sabanas manchadas y las tendió en el patio para que todo el mundo las viera. Ginés estaba humillado, no quería ver a nadie porque todo el mundo se reiría de él. Pero Aurora fue a buscarle y le convenció para salir por la noche a coger (robar) los melocotones del tío Emilio, a Ginés le encantaban, aunque le daban alergia. Cuando estaban cogiendo los melocotones vieron algo, una figura, se asustaron, corrieron y se escondieron en la iglesia. Ginés estaba convencido de que era un fantasma. Después, se cree que ese fantasma no era otra que la yegua de Ovidio Castro, que se va todas las noches al huerto del tío Emilio.

Era el primer día de clase y la profesora lo tenía todo preparado. Aurora estaba muy nerviosa. Cosme quería que su hija aprendiera a leer y escribir ya que los pobres eran todos analfabetos. Cuando todos los alumnos estuvieron en clase, la profesora muy a su pesar, alzó la bandera y todos empezaron a cantar el Cara al sol, todos menos Aurora. Cosme que lo estaba viendo en la distancia, temía por su hija, tenía que cantar también si no quería tener problemas, la maestra también lo vio y se fue hacia ella para decirle que moviera los labios como si lo cantara. Para evitar separar niños de niñas como era lo habitual, les dijo a los alumnos que se sentaran como quisiera. Como era de esperar Aurora se sentó sola, nadie la quería como compañera. La maestra iba a comenzar las clases cuando un alumno le recordó que no habían rezado, muy a pesar nuevamente de la maestra tuvo que hacerse la tonta y acceder a las tradiciones.

Uno a uno los alumnos se fueron presentando, cuando llegó el turno de Aurora, se oyeron rumores y risas y le lanzaron una bola de papel que la maestra recogió y donde ponía “Sucia roja de mierda”. La maestra pidió al culpable que saliera y como nadie lo hizo castigo a toda la clase, pero todo apuntaba a que el culpable era Carlitos Cuevas. Al terminar las clases, nuevamente se canto el Cara al sol.

Autora iba a la escuela y sus compañeros seguían metiéndose con ella y siempre estaba sola. Hasta que un día Carlitos Cuevas, aprovechando que no estaba la maestra la pegó, pero ella se defendió, le pegó tanto que la maestra la tuvo que detener. Corrió y corrió para salir de allí. Le dolían las heridas, pero pudo por fin sacarse la rabia de todas las humillaciones sufridas. Se tendió en el campo y se quedó dormida. Cuando despertó era de noche, regresó a casa y su padre y la maestra la estaban esperando muy preocupados, la maestra le había explicado al padre lo sucedido y no recibido reprimendas por ello.

Aurora casi no tenía tiempo para pasar con Ginés y este no lo llevaba muy bien ya que Aurora era el centro de su vida. El tenía todo el tiempo del mundo para hacer cosas, pero no le dejaban sus padres ya que decían que era imbécil. Tampoco recibía ningún tipo de carillo por parte de ellos, solamente cuando Ginés tenía piojos y su madre se dedicaba a quitárselos, el en ese momento era muy feliz porque se sentía querido. Su padre le ignoraba totalmente, no le quería para nada. Ginés se dejaba ver poco, se escondía de todo el mundo, intentaba por todos los medios no cruzarse tampoco con su abuela la Úrsula y eso que no conocía la leyenda negra que le acompañaba.

No paraba de llover constantemente día tras día y Ginés ya no podía aguantar las ganas de ver a Aurora, así que sin pensárselo se fue a buscarla a la escuela. Empapado como estaba por la lluvia, se acercó a la ventana y todos los alumnos estallaron en risas al verlo. La maestra le dijo a Aurora que fuera a por él y le hiciera entra para evitar que cogiera una pulmonía. Hubo alumnos que se empezaron a burlar de él y la maestra les castigo por ello como mejor sabía hacer, escribiendo cientos de veces que respetasen.

La maestra le llevo a su casa y le dio ropa limpia y seca y le invito a quedarse en el aula sentado al lado de su querida amiga. Tras terminar la clase le prometió a Gines que iría a hablar con sus padres para que le dejaran asistir a la escuela, Gines estaba loco de contento, aunque dudaba si se lo iban a permitir. La respuesta de su padre es que le daba lo mismo si iba o no, consentiría en dejarle ir siempre que no le costara dinero, y así fue como Ginés empezó a ir también a la escuela.

Un fabuloso día llegó el circo, solo por casualidad, ya que en ese pueblo nunca se pararía el circo, pero un camión se averió y necesitaban repararlo. Andrés Peruccho era el dueño del circo y todo el mundo se acerco allí incluido el alcalde (Agustín Beltrán) y la Guardia Civil (el cabo Ramírez).

El alcalde les dijo que les permitiría quedarse en el pueblo si no se pasaban de la raya y si cumplían las normas de convivencia que había en el pueblo, que no quería problemas. Esa noche Francisquita, la mujer del alcalde puso el grito en el cielo, no entendía como su marido había dejado que el circo se quedara en el pueblo. Para ella y su hijo eran rojos y malos.

El circo estaba en la explanada del Almizcle. Ginés estaba triste y decepcionado porque no había fieras, solo caballos, perros un mono, payasos y equilibristas. Mateo que era el equilibrista, les explico que debido a la guerra no tenían fieras ya que murieron y al no tener dinero no las pudieron remplazar. Viendo la tristeza de Ginés, decidió ir a buscar un viejo álbum de fotos donde se veía a Andrés Peruccho en el circo domando las fieras.

Tan entusiasmado estaba Ginés con el circo que cuando regreso a casa le pregunto a sus padres si habían ido alguna vez al circo. La madre le contesto que no, ya que eso era solo para ricos. Ginés les dijo a sus padres que quería ser domador de fieras, su padre como no podía ser de otra manera se burlo de el y se rio a carcajadas. Como ofensa le contesto que el lo único que podría llegar a ser es domador de lagartijas, ya que con la edad que tenía seguía mojando la cama y que no valía para nada, por eso no llegaría a ser nada en la vida. Después de esto, su padre como cada noche se fue a beber a la taberna y le contaría a todo el mundo que su hijo iba a ser domador de lagartijas, de esta manera, todo el mundo se reiría de él.

Leocadio, (hijo del alcalde), se fue a hablar con su madre. Le pidió la llave de la casa de sus abuelos para algo importante pero que no podía contarle y que por favor no le dijera nada a su padre.

Todo transcurría con normalidad hasta que una noche el circo ardió. Entre los matorrales y con una garrafa de gasolina en la mano encontraron inconsciente a un hombre que despertaron a golpes todos los del circo, pensaron que ese tenía que ser el culpable, pero para sorpresa de todos era Cosme, el padre de Aurora, que se despertó sin saber dónde estaba.

El dueño del circo, pidió a todos los feriantes que no le pegaran más y que le llevaran a su tienda. Peruccho vio que todo había sido una encerrona, alguien no quería al circo allí y por eso culparon a Cosme, de esa manera mataban dos pájaros de un tiro. En ese momento, debido a las llamas, llegaron Leocadio y el cabo Ramírez para llevarse detenido a Cosme por el incendio y aunque quisieron impedirlo ya que nadie lo había denunciado no lo pudieron remediar y Cosme fue detenido.

Al día siguiente Aurora descubrió que su padre no había dormido en casa y que Chulo (su perro), tampoco estaba. Se preocupo. Chulo, al ver que su dueño no regresaba como cada noche, salió a la calle y siguió el rastro de Cosme y llego hasta la casa de los suegros del alcalde. Allí perdió el rastro, pero después volvió a sentir el olor de su dueño que le llevo directamente a los calabozos del ayuntamiento.

Mateo se acercó hasta la escuela para decirle a Aurora que su padre había sido detenido, pero se encontró primero con la maestra. Entre los dos le contaron a Aurora lo sucedido. La pobre Aurora entro en desesperación, no sabían que es lo que iban ha hacer, ella sola no podía ocuparse de su tío Fermín a lo que Mateo se ofreció a ayudarla. Una vez en la casa, Mateo obligó a Aurora a volver a la escuela y prometió que él se ocuparía del tío hasta que regresara.

Al salir de la escuela, Aurora, Ginés y la maestra fueron al ayuntamiento, pero Cosme ya no estaba allí. Le habían llevado a la prisión de Enguera. Ese penal estaba lleno de rojos y allí les pasaba todo lo malo que les podía suceder, los dejaban casi morir de hambre o los sacaban por las noches para ponerlo en las tapias de los cementerios o en cualquier cuneta para fusilarlos.

La situación de Aurora era muy mala, y sin nadie de la familia que los quisiera ayudar. La maestra y Mateo se ofrecen a ello hasta que todo se solucione. El tío Fermín era homosexual y estaba enamorado de su cuñado, aunque sabía que su amor nunca sería correspondido, por todo esto el sufrió muchísimo lo que le estaba sucediendo a Cosme. Matilde, la mujer de Buenaventura, también se ofreció a ayudar, aunque sabia que eso le iba a traer muchos problemas.

La maestra y Mateo, quedaron que el sábado irían a la prisión para ver a Cosme. Ese día también los acompaño Aurora que nunca había salido de su pueblo y aquello le pareció como salir de excursión, aunque por desgracia nada tenía que ver. La prisión estaba en la extensa sierra de Enguera. Les dejaron pasar porque era sábado y era día de visitas. Llevaban comida y ropa, pero se quedaron con la comida y les devolvieron sola la ropa, eran unos ladrones, como cabía de esperar.

Cabe mencionar en esta parte del libro, que la maestra estaba enamorándose de Mateo, y que era reciproco.

Cosme les contó que solo les daban de comer dos días a la semana. Aurora abraza desesperada a su padre. Cosme les pidió que se fueran y no volvieran más, que ya le habían juzgado culpable y que por favor cuidaran de Aurora y Fermín, a cambio, les daba todo lo que tenía a la maestra y Matero, las tierras, la casa y la fragua.

Al regresar al pueblo la maestra le contó todo a Matilde, esta se ofreció a hablar con un familiar que tenía que era cura del clero militar. No sabía si podía hacer algo por él, pero ella estaba dispuesta a pedirle el favor.

Ginés regresaba a su casa, ya era de noche y escucho hablar a Leocadio con Ramírez, se escondió y pudo oírlos decir que ahora que se habían llevado a Cosme, no estaba a su alcance. Ramírez le contesta, que no se preocupase, que era rojo y si no moría de hambre le matarían. Escucho como confesaban que ellos habían sido los culpables de que el circo ardiera.

Matilde ya no podía ir a casa de Aurora, su marido Buenaventura se entero y la dio una paliza, su hijo Pascual tuvo que intervenir y separarle de no haber sido así la casa hubiera acabado muy mal. Pascual le pidió a su madre que no volviera a casa de Cosme, el se ocuparía de todo, llevándoles comida y dinero.

Un día los carceleros fueron a buscar a Cosme, él pensó que le iban a dar “el paseo”, pero no, lo que paso es que le devolvieron sus cosas y le dijeron que se podía ir. El no entraba en asombro, no sabía que había pasado. Regreso andando hasta su casa, un largo camino, pero no le importó ya que llevaba en su mano los papeles firmados de su libertad. Cuando llegó a su casa todos fueron a recibirlo con gran alegría. Ya por la noche Cosme despertó sobresaltado, estaban aporreando la puerta, sintió miedo, era la guardia civil acompañados de Leocadio, las noticias de que estaba allí llegaron muy rápido.  Exigieron saber porque no estaba en la cárcel y él les mostró el documento donde se redactaba su libertad. Ramírez verificó que los papeles estaban en regla y que no se podía hacer nada al respecto, esto enfureció y mucho a Leocadio.

Ramírez amenazó a Cosme diciéndole que le iba a tener muy vigilado, que le importaba una mierda el pez gordo que le había sacado de la cárcel y que a la mínima se lo iba a llevar por delante. Aurora tenía miedo, en este mundo los pobres y rojos no estaban seguros. Algunos como ellos, negaban ser rojos con total de sobrevivir, pero no era el caso de su padre.

El circo actuaba de momento en la plaza Mayor, no sacaban mucho dinero y algunos de los del circo buscaban trabajos temporales incluso fuera del pueblo.

Leocadio se dio cuenta de que la maestra sentía algo por Mateo y eso le molesto muchos porque el estaba convencido de que ella le correspondía a él. Una noche la maestra salía de casa de la modista, era de noche y no se sentía segura. Cuando estaba a punto de entrar en su casa alguien la cogió por la espalda y le tapo la boca para que no pudiera gritar, se defendió como puedo, pero fue inútil. La arrastró hacía unos matorrales, la tiró al suelo y la inmovilizo por la espalda, no podía de esta manera ver a su agresor, sintió mucho miedo pues la iban a violar, pero en ese momento Mateo llegó y peleo con el agresor, este pudo huir y Mateo no le pudo ver la cara. La maestra le pidió a Mateo que esa noche se quedara con ella, que no se quería quedar sola. Mateo le advirtió que la gente hablaría, pero eso a ella le importaba un pimiento. Ella le confeso varias cosas a Mateo, la primera que se llamaba Lilith como la primera mujer de Adán y que le deseaba desde el primer día que le vio, en eso también coincidía con Mateo, los dos se deseaban. Hicieron el amor y después de amarse toda la noche el amanecer los despertó.

En casa de sus abuelos, Leocadio se curaba las heridas que le proporcionó Mateo, juro que le mataría. Llamaba en su despecho puta a la maestra y juró que la pasearía por todo el pueblo rapada y hediendo a mierda y a ricino.

Aurora maduro sin quererlo a la edad de siete años. Cuando iba hacía la escuela se cruzó con un hombre con traje y escopeta. Le preguntó a donde iba. El hombre le pidió que al salir de la escuela le comprara pan y cosas para comer, que el la estaría esperando. Aurora acepto y cogió el dinero que este le daba.

La dictadura era dura y los pobres se resignaban. Estaban los “maquis”, los que habían huido para evitar la muerte o el exilio. Formaban milicias que luchaban contra el nuevo régimen, uno de ellos era Santiago Borrull (el hombre que se acerco a Aurora para decirle que le comprara alimentos). Sus padres militantes del Partido Comunista se habían suicidado juntos en un acto de rebeldía y amor. No les dieron sepultura en campo santo por ser suicidas y comunistas así que él los enterró como pudo debajo de un sauce. Un día acabó en prisión por ser rojo. Dos años estuvo en la prisión de Enguera, hasta que se escapó.

Desde hacía ya más de dos semanas, Aurora le compraba comida a Santiago y Gines y ella conversaban con él. Este les contó que tuvo que matar a un hombre para que no le delataran, pero Santiago estaba claro que era una persona buena. Un día Santiago tuvo que partir y los niños sintieron mucho que se fuera.

El día de nochebuena el circo emprendió la marcha. Mateo y la maestra se despidieron, no sin antes intentar que ella se fuera con él, pero Lilith no pudo aceptar, ella tenía su vida y él la suya.

La maestra celebraba la nochebuena en casa de Cosme y Aurora. Montaron juntas el Belén, no porque creían en la religión ya que eran ateos, lo hacían por celebrar en esa fecha la vida y la familia. Estos les hacía olvidar lo perverso que había detrás de la puerta y la verdadera realidad de la vida. Al terminar la celebración Cosme decidió acompañar a la maestra a la iglesia para asistir a la misa del Gallo, otra de las cosas que ella tenía que hacer para cubrir las apariencias, cuando de repente alguien golpe a Cosme en la cabeza y cayó inconsciente. A la maestra la cogieron por detrás, apretándola fuertemente y llevándola hacía la vegetación. Le arranco las bragas y cuando la iba a penetrar el cuerpo de su agresor cayó sobre ella.  Gines fue quien mato a Leocadio con una piedra partiéndole la cabeza. Los dos niños estaban allí porque se dieron cuenta de que la maestra se había dejado un guante y fueron corriendo a llevárselo cuando vieron lo que estaba sucediendo. Aurora pensando que su padre también estaba muerto corrió a pedir ayuda. En el camino se encontró con Mateo. Cuando Mateo vio lo que estaba sucediendo le pidió a la maestra que sacara fuerzas y que se fuera a la iglesia como si nada hubiera pasado, que él se ocupaba.

Gines se miraba las manos, estaba consternado, había matado a un hombre. Mateo les dijo a los niños que se fueran a casa. Cosme dolorido se quedó con Mateo. Tirarían el cuerpo por algún barranco y lo harían más tarde ya que la gente iba a salir de la iglesia y los podían ver. Regresaron a casa para volver más tarde.

Le dijeron a Ginés que tenía que regresar a su casa, él tenía miedo, le iban a llevar a prisión por asesino.

Terminada la misa, la maestra volvió a casa a lavarse y quemar la ropa para que no quedara rastro de Leocadio en su piel. Llegó Mateo, la maestra no entendía muy bien que hacía él allí cuando se habían despedido porque el regresaba con el circo. Mateo le dijo que Leocadio ya yacía en el fondo del barranco Salado y que tenían que huir de allí y emprender una nueva vida, pero junto con el circo y de ciudad en ciudad. Ella aceptó.

Ese mismo día Ginés descubrió algo inesperado y era que su abuela le tenía miedo ya que pensaba que era el enviado de Satanás.

Y terminamos con la llamada de Francisca, la mujer del alcalde al cabo Ramírez anunciando la desaparición de su hijo. Esa misma tarde de Navidad y muy enfadado Ramírez organizo la búsqueda de Leocadio.

Torredembarra, 14 de enero de 2015.

 

 Artículo redactado por Sandra, alumna de 4º de la ESO.

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